ERIKA GONZÁLEZ/ REPORTERA
A sus 31 años de edad y madre de 4 hijos, Milka M. vive un “infierno”, se encuentra detenida por el delito de homicidio simple doloso, al ultimar a un taxista de quien asegura la tenía amenazada y la forzaba a tener relaciones sexuales y en un intento por asustarlo y alejarlo de su vida le asestó una puñalada en el pecho.
A los 20 años Milka M. originaria del municipio de Castaños, Coahuila contrajo nupcias, con Jorge R. y procrearon a cuatro hijos, de 11 años, 9 años, 2 años y medio y un bebé de ocho meses.
Llevaba una vida tranquila, fue criada a ser sumisa y responsable de su hogar, pero con el tiempo, su esposo le fue infiel y un día, un 14 de febrero de este mismo año, el ahora occiso Jesús T., a quien conocía desde niña de oficio taxista le empezó a decir que su esposo la engañaba.
Él mismo fue a llevarla al tráiler donde se encontraba su esposo con otra mujer, fue cuando se dio cuenta que ya no eran sólo rumores de que su esposo siempre le era infiel, ya lo había comprobado al ver a su cónyuge con la mujer.
El taxista empezó a figurar en la vida de Milka de manera amable y al pendiente de ella, por lo que en medio de su dolor Milka empezó a confiar en él, hasta que Jesús se mostró tal cual era y empezó a atemorizarla a llenarla de miedo y amenazas.
“Sabíamos de la vida de él por medio de los vecinos, él decía que trabajaba para el crimen organizado, y que contaba con muchos contactos, que no había autoridad para que le hicieran algo, yo me enteré de que había agredido a un vecino y él nunca le habían hecho nada, lo mismo su familia siempre fue muy problemática en la colonia”, relató la afligida mujer.
Las amenazas eran ya diarias, Jesús obligaba a Milka a que lo viera, siempre en un paraje cerca de la colonia, en dado caso de que ella se resistiera, él iba y la sacaba de los cabellos de su casa y la forzaba a tener relaciones sexuales.
Jesús, ya le había tomado la medida a Milka, ya sabía cómo azorarla y tenerla a su merced, pero él nunca contó de que ella un día se iba a hartar y fue cuando ella dijo ¡basta!, de que ya no quería que él la siguiera amenazando cuando éste la citó por la noche del 24 de abril en el mismo paraje, a lo que ella acudió y él la recibió con cachetadas y patadas.
Milka ya no soportó tantas palizas, mucho menos que la siguiera ultrajando a su antojo, fue cuando sacó el cuchillo de su bolso y lo encajó en el pecho de Jesús, pero su intención no fue matarlo, sólo quería darle un escarmiento para que ya la dejara en paz.
La joven siempre portaba un arma blanca en su bolsa, pues para tomar el camión de transporte de la colonia Santa Cecilia tenía que caminar media hora y como era despoblado, siempre tenía miedo de que algún vago o malviviente le hiciera daño.
