[quote]Blanca de 13 años tiene seis meses de embarazo. Ella y su mamá fueron canalizadas por el DIF Gómez Palacio a un albergue en el que son resguardadas de las amenazas del hombre[/quote]
AGENCIAS / EL TIEMPODURANGO.- La pequeña Blanca tiene 13 años, y un embarazo de seis meses. Ha tenido la desgracia de ser víctima de violaciones constantes. Fue su padrastro. Desde los diez años ella vivió un martirio. Es de Gómez. Se resguarda su nombre verdadero por su seguridad.
Es delgadita y de tez morena, frágil, tímida. Platica que el marido de su madre esperaba a que la señora se fuera a trabajar y le decía que fueran a la cama. "Yo no sabía que", comenta.
"Él le inventaba a mi mamá que yo hacía otras cosas como que me salía de la casa para que me regañara". Nunca le platicó a su mamá porque tenía miedo de que se pusiera triste y además, el hombre la amenazaba con dañar a su mamá o a su abuelita.
Su mamá se dio cuenta de que a la niña se le notaba la panza mucho. La llevó a un hospital, y fue cuando le confirmaron el embarazo. La señora le preguntó que de quién era el bebé y Blanca no quería decirle.
Se interpuso ya una denuncia contra el sujeto en la fiscalía de La Laguna. La niña cuenta que cuando era abusada, siempre pensaba en decirle a su mamá lo que ese hombre le hacía. Cada violación, el hombre le daba veinte o treinta pesos y los guardaba, aún los tiene en la casa guardados. Las violaciones eran un día sí y un día no.
"Fueron muchos años. Siento odio. Quiero que lo agarren. Lo odio", dice desde su voz de niña. Tampoco le platicó a ningún maestro ni amigos, quiso decirle a su prima, pero no sentía confianza para platicar con nadie. También le daba vergüenza que se dieran cuenta de lo que él hacía.
Su madre la apoya. Le dijo que había que "echarle ganas", que ya estaba el niño. Aunque detesta al padrastro, Blanca dice que no siente coraje con el bebé, con su bebé.
La niña se quedó en sexto grado de primaria. Reprobaba con frecuencia, porque no podía pensar. No salía al recreo, aunque los maestros le decían que saliera a jugar. Nadie en su escuela tampoco se percató de lo que pasaba.
Ella y su mamá fueron canalizadas por el DIF a un albergue en el que son resguardadas de las amenazas del hombre que destrozó a esta pequeña. Ya están en terapia psicológica. Queda detener al agresor. Y un futuro incierto para Blanca y su bebé.
